El Té verde Flor de Loto Real es toda una joya del mundo del té. Debido a la complejidad en su proceso de producción y a la rareza de la flor de Loto, es un té con una producción muy exclusiva y limitada.
Sigue leyendo para descubrir de dónde viene y cómo se produce.
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El Té Verde Loto Real, se trata de un té de alta gama que llega a Café Té Arte como un huésped especial. Hace un tiempo atrás, la visita de una clienta vietnamita dejó la inquietud tras describirlo como "el té estrella de su país". Ahora estos sabores viajan a nosotros para regalarnos toda una unión de valores y tradición, aterrizando directo en nuestras tazas.
Este nuevo integrante que ofrece Café Té Arte es una especialidad de los vietnamitas, aromatizado en espectaculares flores de loto. Con tan solo abrirlo, podemos percibir el olor floral y anisado que traen sus hebras. El Té verde Flor de Loto Real es toda una joya del mundo del té. Debido a la complejidad en su proceso de producción y a la rareza de la flor de Loto, es un té con una producción muy exclusiva y limitada.
En el pasado se servía exclusivamente a las familias nobles y reales. Hoy en día, los vietnamitas disfrutan de él en ocasiones especiales como forma de mostrar respeto y admiración a las personas con las que lo comparten.
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Este té procede de plantaciones situadas en las provincias del norte del país como Ha Giang o Lao Cai, donde el clima es fresco y húmedo con el cielo siempre nublado. Es por ello que estas plantaciones son conocidas como Shan Nieve. Shan significa montaña y bosque, por el lugar donde se ubican, y Nieve indica ese terciopelo que cubre siempre las hojas de té y que según los productores locales, es clave en la excelente calidad de este té.
Estas plantaciones están compuestas por árboles de té centenarios que tienen de tres a cinco metros de altura y que crecen en altitudes entre 800 y 2400 metros. Debido a la riqueza y al equilibrio de su suelo, estas plantaciones no conocen pesticidas ni fertilizantes. Además en ellas, la armonía entre los hombres y la naturaleza es perfecta, lo que explica la gran longevidad y cuidado de estas plantas.
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La flor de Loto es conocida como la flor nacional de Vietnam, que representa la belleza, pureza, honestidad y lealtad. Por ello, este té es considerado como un símbolo de la cultura del té vietnamita.
La flor sólo florece unas pocas semanas en verano. Y son recogidas al amanecer, aún frescas y húmedas por el rocío. Se dice que en sus estambres están atrapadas la esencia del cielo y de la tierra. Estas flores se mezclan durante un mes con las hojas de té, para que estas absorban todos los aromas de la flor de loto. Para aromatizar un kilo de té es necesario, aproximadamente, unas mil flores de loto.
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Este maravilloso té, que tenemos el orgullo de poder tener en la tienda, esta perfumado por todo un maestro de té de loto de Vietnam, el Sr. Thanh. Siguiendo la tradición de su familia como la segunda generación, Thanh heredó el secreto de la fabricación de este té de su padre, quien empezó a producir el té de loto en los años 20 en la provincia de Ha Nam.
Sin duda, este té es toda una maravilla dentro del mundo del té.
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Es un té muy aromático en hebra seca. Con un licor de gusto básico amargo y de astringencia media ideal para paladares con gusto por este sabor. Posee un ataque energético, notas florales contundentes gracias a la flor de Loto, vegetales siempre presentes y un dejo a anís. Un licor dorado amarillento pálido y transparente. Cuerpo medio y textura gruesa. Pungente, plano y con una longitud alta en boca.
Puede reinfusionarse sin problemas y tomar tanto caliente como frío. Ideal para maridar con frutas frescas o dulces cremosos.
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Cuando me casé me fui de viaje a Vietnam. En el hotel nos ofrecían este té como algo exclusivo y cuando vi que lo vendían aquí me quedé alucinada. Aunque me divorcié hace 5 años, cada vez que tomo una taza vuelvo a recordar ese viaje.
Cuando me casé me fui de viaje a Vietnam. En el hotel nos ofrecían este té como algo exclusivo y cuando vi que lo vendían aquí me quedé alucinada. Aunque me divorcié hace 5 años, cada vez que tomo una taza vuelvo a recordar ese viaje.
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