¿Cómo preparar correctamente un té a granel?

¡Hola, amantes del buen té! Soy Félix, y desde que fundé Café Té Arte allá por 2005, una de las preguntas que más me repiten (casi tanto como "¿este té adelgaza?") es cómo preparar correctamente una infusión a granel. Y no me extraña. Venimos de una cultura de "meter y sacar la bolsita" que ha hecho mucho daño al mundo del té.

Así que hoy, desde nuestro rincón, vamos a desmitificar este arte. Porque sí, es un arte, pero no uno que requiera un doctorado en botánica, sino un poco de mimo y conocimiento. ¿Estás listo para dejar de beber "agua caliente con sabor a algo" y empezar a disfrutar de un TÉ con mayúsculas? Pues vamos al lío.

El Triángulo de Oro de la Infusión Perfecta

Preparar un buen té no es magia, es ciencia. O, como me gusta llamarlo, una danza entre tres elementos clave: la cantidad de té, la calidad del agua y el binomio temperatura-tiempo. Si fallas en uno, la coreografía se desmorona y tu taza acabará siendo... decepcionante. Y no queremos eso, ¿verdad?

1. La Dosis Justa

Sé lo que estás pensando: "una cucharadita por taza". Error. O al menos, una imprecisión que puede arruinarlo todo. Como nos recuerdan en los cursos de la UK Tea Academy, las hojas de té tienen densidades muy distintas. Una cucharada de un voluminoso Pai Mu Tan no pesa lo mismo que una de un denso Gunpowder.

La regla de oro: Utiliza una báscula digital. La recomendación general es de 2 a 3 gramos de té por cada 200-250 ml de agua. Pesar el té te garantiza consistencia, y la consistencia es la madre de la perfección.

2. El Agua: El 98% de tu Taza

Parece una obviedad, pero a menudo lo olvidamos: tu té es, en su mayoría, agua. Si usas un agua de mala calidad, tu té será... pues eso, de mala calidad. En el mundo del café de especialidad, la SCA (Specialty Coffee Association) le da una importancia capital, y en el té no es diferente.

Usa agua fresca y filtrada: Siempre. El agua del grifo con mucho cloro o cal alterará el sabor.
¡No rehierbas el agua!: Cada vez que hierves el agua, pierde oxígeno y se concentran los minerales. Esto da como resultado una taza plana y sin vida. ¿Ves esa capa blanquecina en tu hervidor? Pues eso se va a tu té.
El pH importa (y mucho): El té prefiere un agua ligeramente ácida, con un pH entre 6.2 y 6.8. Un agua alcalina (con un pH por encima de 7) extrae demasiados polifenoles, que son esos compuestos que, en exceso, aportan un sabor amargo y astringente.

3. Temperatura y Tiempo: La Danza Final

Aquí es donde la mayoría patina. No, no todos los tés se preparan con agua hirviendo. Hacerlo es un sacrilegio que provoca que la hoja se "queme", liberando compuestos amargos de forma agresiva. Cada tipo de té tiene su temperatura y tiempo ideal.

Aquí te dejo una guía basada en los estándares internacionales y en nuestras propias notas de cata para que no vuelvas a equivocarte:

Té Verde: Es el más delicado.
- Temperatura: Entre 70º y 80º. Un Long Jing o un Gyokuro agradecen los 70º, mientras que un Sencha japonés se luce a 70º durante apenas minuto y medio.
- Tiempo: De 1 a 3 minutos. ¡No más, o se volverá amargo!
Té Blanco: La sutileza en taza.
- Temperatura: Unos 80º son perfectos para no dañar sus delicados brotes plateados.
- Tiempo: De 3 a 7 minutos. Necesita tiempo para expresarse. Unas Agujas de Plata (Silver Needle) a 80º durante 5 minutos es pura gloria.
Té Oolong: El más complejo y variado.
- Temperatura: Depende de su nivel de oxidación. Los oolongs poco oxidados (verdes, tipo perla), como un Ali Shan, van bien a 90º. Los más oxidados (oscuros), como un Da Hong Pao, piden más calor, unos 95º.
- Tiempo: Generalmente, unos 3 minutos para empezar. Son ideales para reinfusionar.
Té Negro: El robusto de la familia.
- Temperatura: Agua casi hirviendo, entre 95º y 98º.
- Tiempo: Entre 3 y 5 minutos. Un Assam necesita 4 minutos para soltar su cuerpo, mientras que un Darjeeling First Flush, más delicado, prefiere 3 minutos a 90º.
Té Rojo (Pu-erh): El té fermentado.
- Temperatura: Agua bien caliente, a 95º - 98º.
- Tiempo: Infusiones cortas de 2 a 3 minutos, especialmente si vas a reinfusionarlo. Un consejo profesional: enjuaga las hojas con agua caliente durante unos segundos antes de la primera infusión para "despertarlas".

El Proceso, Paso a Paso

Vale, Félix, mucha teoría, ¿pero cómo lo hago? Fácil:

Elige tu arma: Coge tu té a granel favorito de Café Té Arte.
Pesa, no adivines: Usa tu báscula y mide la cantidad exacta de té.
Calienta el agua: Utiliza un hervidor con control de temperatura o un termómetro. ¡Precisión, por favor!
Prepara el escenario: Coloca el té en un infusor amplio dentro de tu taza o tetera. Dale espacio a las hojas para que se abran y liberen todo su sabor.
¡Al agua, tés!: Vierte el agua a la temperatura correcta sobre las hojas y pon en marcha el cronómetro.
El momento clave: Una vez cumplido el tiempo, retira el infusor inmediatamente. Si dejas las hojas en el agua, la extracción continúa y tu té pasará de sublime a imbebible en cuestión de segundos.

Y ya está. No era tan difícil, ¿a que no? Ahora te toca a ti. Experimenta, prueba, ajusta las variables a tu gusto y, lo más importante, disfruta del proceso. Porque una buena taza de té no solo se bebe, se vive.

Si te ha quedado alguna duda o quieres compartir tu ritual, ¡te espero en los comentarios!

Publicado en: Preguntas Frecuentes del mundo del Té